martes, 10 de mayo de 2011

Reflexiones sobre el cerebro y la conciencia


A las puertas del inicio del  congreso de neurociencia, IBRO 2011, he estado dándole vueltas a  me he puesto a pensar en algunas de mis preguntas favoritas, a las que nunca logro dar respuesta respuesta definitiva, pero que me fascinan  y que quiero compartir.
El primero es el de la existencia de sentido, conciencia, en un universo y en un mundo que contiene nada más que  partículas físicas.  ¿Cómo puede ser que un universo mecánico contenga seres humanos con intencionalidad? Los seres humanos cuya materia no es más que partículas sin sentido, pueden luego, por sí mismos hacerse una representación del mundo y el universo. En resumen, ¿Cómo puede ser que un mundo sin significados contenga significado?
Luego paso a preguntarme, ¿cuál es la relación de  nuestras mentes con el resto del universo? Esta pregunta implica el constante tema  de la mente-cuerpo y que en el momento actual se puede formular ¿Cómo se relaciona la mente con el cerebro? ¿Por qué siempre este, es un tema difícil? ¿Por qué la relación del cerebro con la mente no  puede ser respondida de la misma manera que respondemos a las preguntas sobre la relación del estómago y la digestión?
Desde el siglo XVII, estamos divididos entre el monismo y el dualismo (sin embargo este dilema: monista o dualista no se presenta respecto a la relación  estómago-digestión) y desde Descartes, el problema mente-cerebro tiene su mayor dificultad en cómo explicar la relación entre dos cosas que aparentemente son totalmente diferentes.  Por un lado están “las cosas de la mente” como pensamientos y sentimientos, a las que nos referimos como subjetivas, relativas a la conciencia  e inmateriales. Del otro lado  están las cosas materiales, de las que pensamos tienen materia, ocupan un lugar en el espacio  e interactúan con otros objetos físicos de manera causal. Siempre que los autores tratan de explicar esta relación terminan siempre negando de alguna manera, o degradando la importancia de una de estas dos cosas: la mente o el cuerpo.
Para mí son 4 las características de” la mente” que presentan dificultad para ser entendidas o explicadas desde el conocimiento científico  del mundo, un mundo hecho de cosas materiales.
La primera es “la conciencia”, esta es el hecho central de la existencia humana, sin ella  todos los demás aspectos de nuestra existencia (lenguaje, humor, amor, etc., serian imposibles. La consciencia del mundo está  generada en nuestro cerebro pero ¿cómo puede ser que  un órgano formado de sustancia blanca y recubierto por sustancia gris, producir conciencia?
La segunda es  la” intencionalidad” por la que nuestros estados mentales se refieren a, son acerca de ó se dirigen a, o son producto de eventos en el mundo externo. Y la intencionalidad no se refiere solamente a intenciones sino a creencias, deseos miedos, esperanzas, odios, gusto disgusto, vergüenza, orgullo irritación, sorpresa (sean estos conscientes o no) que  a su vez se refieren a ó  son acerca de un mundo ajeno a la mente.
La tercera característica que parece muy difícil de acomodar en una concepción científica, es “la subjetividad” de los estados mentales. Situaciones como:  yo puedo sentir una pena y dolor que el otro no puede sentir, o cada uno tiene su propio punto de vista de una realidad externa que nos es común a todos. Puedo reconocer que mis estados internos son distintos a los de otros. El problema está en cómo acomodar todos estos estados subjetivos con el concepto de objetividad.
La cuarta característica es la de la “causalidad mental”, todos sabemos que con nuestros pensamientos podemos influenciar nuestro comportamiento, si pienso levanto mi  brazo, mi cuerpo lo hace y tengo control sobre el movimiento de mi brazo, si los pensamientos, son inmateriales, como pueden tener un efecto causal en el mundo material? Los pensamientos son los que producen sustancias químicas que influencian la actividad de nuestras neuronas? Comienza todo el proceso del comportamiento en lo mental?
Desde mi punto de vista, el cerebro y la mente interactúan pero no son dos cosas distintas, porque los procesos mentales son características del cerebro. Son inseparables, son la misma cosa.

jueves, 20 de enero de 2011

El arte y el desarrollo general del niño

En estos pasados días, he tenido como siempre el gusto de conversar con una colega, con amplia experiencia de trabajo en Paraguay. La Lic. Lourdes Martínez. Con esta antigua compañera de estudios y gracias a la tecnología moderna, intercambiamos en el chat nuestras experiencias con niños  en los colegios y la influencia de las actividades artísticas en el desarrollo intelectual. Me he quedado tan motivada por ese intercambio que me he propuesto  resaltar hoy algunos puntos de la relación del niño  y el arte.
Primero, la influencia del  arte y  el desarrollo socio-emocional. Los niños pequeños sienten una sensación de satisfacción emocional cuando están involucrados en la creación artística, ya sean de modelado con arcilla, dibujo con lápices de colores, o hacer un collage de los desechos reciclados. Esta satisfacción proviene del control de los niños tienen sobre los materiales que utilizan y la autonomía que tienen en las decisiones que Decidir lo que van a hacer y qué materiales van a utilizar. Esta  puede ser la primera oportunidad que tienen los niños para tomar decisiones independientes Hacer arte también eleva  la autoestima de los niños, dándoles  la oportunidad de expresar lo que piensan y sienten por ejemplo he observado que  los niños que participan en actividades artísticas en grupo, se dan  comentarios el uno al otro  y esto fortalece la autoestima, ayudándoles a aprender a aceptar las críticas y los elogios de otros,  también ayudan a los niños a poner en práctica importantes habilidades sociales como tomar turnos, compartir y negociar para los materiales.
Otro campo interesante es la relación del arte y el desarrollo Cognitivo. Para los niños muy pequeños, el arte es una actividad que facilita la  exploración sensorial. Ellos disfrutan la sensación de un lápiz que se mueve en el  de papel y ver una mancha de pintura hacerse más grande o cambiar de color al mezclar los tonos. La exploración de los materiales es muy importante porque es a través de ésta  que los niños a adquieren  un conocimiento de los objetos en el mundo que los rodea. Actividades centradas alrededor de la creación artística también requieren que los niños tomen decisiones y realicen autoevaluaciones. Los niños por ejemplo deben  decidir lo que van a representar en su arte: una persona, un árbol, un dragón. En segundo lugar, elegir los medios que van a utilizar, la disposición de objetos en su trabajo, y la perspectiva que van a tener  los espectadores. Los niños deciden también la  rapidez o la lentitud con que va a terminar su proyecto, y, por último, cómo se evaluará su creación. Cuando los niños crecen y se desarrollan, su arte va más allá  de las actividades de exploración con los sentidos y comienza  el uso de símbolos. Los niños empiezan a representar los objetos reales, sucesos y sentimientos en sus obras de arte. El dibujo, en particular, se convierte en una actividad que les permite simbolizar lo que saben y sienten. Es una necesidad para los niños cuyo vocabulario, por escrito o verbal, puede ser limitado. Este uso temprano de símbolos en el arte es muy importante porque proporciona una base para el uso que  los niños harán después de las palabras para simbolizar objetos y acciones en la escritura formal.

El tercer punto es el de la relación del arte y el desarrollo motor. En los niños pequeños la creación artística,  ayuda a desarrollar el control de los grupos de músculos grandes y pequeños. Los grandes movimientos de los brazos necesarios para la pintura o el dibujo en un caballete o en un  papel grande en el piso desarrollan  la coordinación y la fuerza. Los movimientos más pequeños de los dedos, las manos y las muñecas que se hacen para cortar con tijeras, modelar arcilla, o dibujar o pintar en las pequeñas superficies desarrollan la destreza motora fina y el control. Con repetición, la práctica y  la confianza que se les proporcione en el uso de herramientas para realizar  arte y más tarde serán útiles  para aprender a escribir.

Hacer arte también ayuda a los niños a desarrollar la coordinación ojo-mano. Cuando los niños deciden cómo hacer las piezas encajen en un todo: dónde colocar los objetos, y los detalles. Los niños  aprenden a coordinar lo que ven, con los movimientos de sus manos y dedos. Esta coordinación ojo-mano es esencial para muchas actividades, incluyendo la formación de las letras y el espaciamiento de las palabras en la escritura formal.

Por eso, solo puedo recomendar  que en los centros para pre-escolares,   y los colegios se promuevan las actividades artísticas. Les propongo que  además de  “hacer arte" en el aula, se realicen actividades como exponer a los niños al arte mostrándoles reproducciones de cuadros.  Una visita a un museo  o galería de arte y finalmente convertir  el aula o una esquina del aula en galería de las obras de los niños  y finalmente promover la participación de las familias en  el programa de arte  que desarrolle la maestra, o el colegio. En caso que el colegio no tuviera este programa de arte, los padres en casa pueden también fomentar las mismas actividades  con los niños durante los fines de semana, solo hace falta buscar los materiales, designar un lugar de la casa para este propósito y participar con los niños de  las actividades creativas y artísticas.